Biografia

lunes, 8 de noviembre de 2010

10 Dia - Foncebadón - O Cebreiro

Después de una noche musical, la mañana nos recibía con lluvia, niebla y frío. Tras degustar nuestra dosis diaria de Cola cao, tostadas y demás alimentos, reunimos todas las maletas en la furgoneta para poder comenzar la marcha.
Los problemas comenzaban a surgir, dado que algunas bicis necesitaban el cariño de un buen mecánico, no es que sucediese nada grave pero lo bueno estaba por llegar. Tras comenzar la marcha y apenas discurridos unos tres o cuatro kilómetros, llegamos al alto de la Cruz de Ferro, donde el día anterior había podido comprobar cómo soplaba el viento y donde el frio unido a la lluvia, habían puesto en entredicho mi capacidad de resistencia a los resfriados. Llegados a la Cruz, realizamos una foto de grupo, con bandera de Mallorca incluida (por qué no habría pensado en traerme una gallega y una de Navarra), realizadas las fotos, les mostré a mis amigos como se pliega una bandera en condiciones, je je je.
Continuamos la marcha y esta vez si llegaba lo bueno, una bajada de unos 20 km hasta Ponferrada, donde comenzaron los problemas, alguno de nuestros compañeros se había quedado sin pastillas de freno en la bajada, así que tuvimos que hacer para obligada a solucionar el problema, momento en el que todos aprovecharon para pedir una paradita en algún bar y así tomar un nuevo Cola cao o café y un buen bocadillo ( como se nota que algunos no han tenido que pasar hambre, no entiendo como después de un desayuno en condiciones, se puede ser capaz de comer lo que algunos comieron en esa parada y eso que era una bajada, además del bocadillo, algunos se metieron en la furgoneta a coger barritas y comer plátanos y manzanas sin pararse a pensar que eran para la parada obligatoria). Después de esquilmar los bienes comunitarios del grupo, je je, nos pusimos en marcha, esta vez si, para entrar en Ponferrada y de ahí encaminarnos a Columbrianos, Cacabelos, Pieros, Villafranca del Bierzo donde tuvimos que buscar una tienda de bicis ya que habíamos roto un cambio de una de las bicilcletas , Ambasmestas y por fin la subida al Cebreiro.
En esta etapa el bierzo y Galicia se dan la mano en esta etapa que culmina en O Cebreiro, quizás el núcleo del Camino con más connotaciones mitico-simbolicas. Antes en Villafranca del Bierzo, pudimos disfrutar de su conjunto histórico y monumental, además claro está, de intentar arreglar el tema del cambio, ja, ja, ja!.
Tras pasar Villafranca nos dirigimos a través del angosto valle del río Valcarce, entre laderas de robles y castaños. Los últimos ocho kilómetros son espectaculares por paisaje y por ese pequeño desnivel de 690 metros que tuvimos que salvar, sin embargo el esfuerzo bien merece la pena, dado que sus paisajes y la sensación de que Santiago está cerca, compensan cualquier mal.
La noche se nos echaba encima al igual que la tormenta la cual, en vez de regalarnos una tregua, prefería dejarnos cantidades ingentes de agua sobre nuestras cabezas. La llegada fue un poco caótica, saliendo a relucir los buenos modales de algunos, consiguiendo que lo que tendría que ser una entrada tranquila y en orden en el albergue de O Cebreiro, se convirtiese en lo que más que una llegada de peregrinos, podría confundirse con la entrada en un estadio de un grupo de hooligans exaltados y es que como comente en el anterior artículo, en estos momentos es donde se ve quien es persona y quién no. Entiendo que la gente llega mojada, cansada y con frio, pero eso no te da derecho a tratar a tus iguales como si animales se tratase, sé que es duro decir esto pero mientras la gran mayoría se portaron como caballeros, algún otro, mancho la buena imagen del grupo.
Esta es otra de las cosas que te muestra el Camino, no sé si definirla como buena o mala, yo diría que es enriquecedora.
Después de esos pequeños incidentes, y tras regalarle a los cuerpos una ducha caliente, todo volvió a la calma y algunos dispusieron que era hora de ir a cenar, yo por mi parte, decidí retirarme para disfrutar en soledad de un buen rato de cama. Tras intercambiar unas palabras telefónicas con mi niña a la cual cada día echo más de menos, decidí desconectar del mundanal ruido y dormir. Mi contacto con Morfeo, duro lo que dura un suspiro, dado que al término de la cena la llegada de mis compañeros me despertó. Gracias a Dios, compartía habitación con Eduardo, mi sensei, jeje; Fernando, al que denominaría, el hombre tranquilo; Alejandro, una de las personas más educadas que he conocido en este viaje y el Gran Tolo, los cuales tras preguntarme mi motivo por el cual no les había acompañado en la cena, se metieron en sus sacos y me acompañaron en mi viaje nocturno.
Mañana cuando despierte hablare con Teddy y Richard pro creo que dormiremos en Palas de Rei y de ahí el último asalto a Santiago.

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