Biografia

jueves, 11 de noviembre de 2010

12 Dia - Palas de Rei - Santiago de Compostela

Ultimo día de nuestra aventura, amanece en Palas de Rei, una fina lluvia cae tras el cristal, a mi mente llegan los recuerdos de estos diez días de aventura, momentos de sonrisa, de alegría, pero también momentos de concentración, de esfuerzo, en definitiva la sintonía perfecta para poner colofón a esta aventura. La verdad es que me voy contento, gracias a ese loco que me llamo hace unos meses comentándome si podía hacerle un favor, gracias a él, he tenido el placer de conocer a una gente excepcional. Desde mis cuatro jinetes (Edu, Jose, Richard y Diego), pasando por el resto, todos me habéis echo disfrutar de esta aventura. Así que desde aquí va mi homenaje a todos los que habéis compartido esta locura conmigo.
La etapa de hoy no contaba con grandes dificultades, pero aunque fuese algo similar a lo vivido los dos días anteriores, creo que nadie se abría quejado. La sola idea de llegar al Monte do Gozo y reconocer en la lejanía, las torres de la catedral, eran la suficiente dosis de energía, como paraqué las piernas llegasen por si solas, hasta la puerta de la catedral, hasta el Pórtico de la Gloria.
Si el tiempo nos daba una pausa, podríamos disfrutar del paseo por Melide y Arzúa, para después enfilar la recta final hasta Lavacolla, el Monte do Gozo y por fin la Plaza do Obradoiro.
El camino se desarrollo entre aldeas, superando, uno tras otro, pequeños valles y ríos que descendían hacia el Tambre. Tras una parada a las puertas de Arzúa, donde se repuso algo de lo gastado en esta primera parte del recorrido. Comenzamos el tramo final hacia Compostela, no sin antes recibir una mala noticia, Walker había roto el cambio y venia a piñón fijo tras un arreglo-apaño, que le estaba destrozando su particular (Campeonato Interno for Compostela), o eso parecía, porque desde que llego a León parecía que estaba compitiendo contra el mismo, je je je. Tras encontrarme con los rezagados y facilitarles otro tentempié, continuamos camino hacia nuestra meta.
Dejando el sarcasmo a un lado, comentaremos que la jornada transcurrió entre nubes y claros, lo que nos permitió en el último tramo de la jornada, disfrutar de la compañía de cientos de peregrinos que realizaban el camino andando, que sumado al maravilloso paisaje que nos brinda mi querida tierra Gallega, nos hizo recrearnos en la verdadera magnitud del Camino.
Durante los últimos kilómetros, pude disfrutar con esas miradas de complicidad que nos enviábamos, entre Jose, Diego, Edu, Richard y este que escribe. Esas miradas decían mucho, miradas de satisfacción al recordar todo lo vivido, miradas de camaradería al reconocer a amigos de verdad, en definitiva miradas de emoción al saber que llegaba el final de los mas de 1000km que nos habíamos metido entre pecho y espalda.
El tiempo que por fin nos daba una tregua era uno de los mejores regalos que podíamos esperar, pero cuál sería mi sorpresa al descubrir que el destino nos deparaba otra grata sorpresa. Justo cuando llegué al Monte do Gozo, me encontré una plataforma inundada de botellas de colores y sobre esa plataforma puede observar a tres ciclistas realizando las fotos de rigor. Mi cara se ilumino, al comprobar que entre esos tres ciclistas había un chaleco reflectante, ¡era El!, Richard Gete, un buen amigo, desde ahora un hermano, que nos encontramos haciendo el Camino en Frómista, que venía solo de Francia y que ha realizado el camino a la par que nosotros, pero siempre llevándonos unos kilómetros de ventaja. Este tío me ha demostrado que un verdadero amigo, se puede encontrar también aquí en el Camino.
Desde aquí mi pequeño homenaje a Richy, pero también a toda esa gente que se enfrenta solo a este duro camino.
Minutos más tarde, comenzaban a llegar los demás locos del pedal, la llegada fue impresionante, daba gusto ver las caras de satisfacción y las expresiones de…. ¡Ya estamos aquí! , la llegada fue fantástica.
De nuevo y al igual que en la Cruz de Ferro, hicimos una foto todos juntos y acto seguido nos pusimos en marcha, pronto tendríamos ante nosotros la majestuosa Plaza del Obradoiro. Ese último tramo, por las calles de Santiago nos hizo disfrutar aun mucho más del momento que estábamos viviendo. La entrada en la plaza fue algo especial, se abría ante nosotros un pasillo entre peregrinos y turistas, gentes de todas partes del mundo inmortalizaban el momento de llegada ante el Apóstol.
Pero bueno amigos ese momento y lo que vino después bien merecen otro post aparte, mañana os contaré lo que sucedió a nuestra llegada y esa noche. Ahora disfrutad de lo que queda de día.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Para mi niña

Después de haber escrito la ruta de este día y lo vivido hoy, no podía irme a la cama, sin dedicarte unas líneas.
Hoy más que nunca, desde este pueblo llamado, Palas de Rei, quiero decirte que sin ti, sin tu voz, sin tu sonrisa, sin la imagen de rostro cuando cierro los ojos al dormir, sin tu mirada con ese brillo especial que tienen al verme llegar, de tus labios, sin tu perfume el cual creo reconocer en cada rincón, sin todo eso que tú me reglas cada día, no podría seguir con esta aventura. Saber que cada día que pasa estoy más cerca de ti, que cada vez me falta menos para poder abrazarte y darte las gracias por estar ahí, en mi vida.
Por todo ello, quería hoy dedicarte unas pocas líneas de este diario de rutas, espero que entiendas que en la vida al igual que este Camino, tiene sus momentos buenos y sus momentos malos, que tiene altos y bajos, pero que por muy duro que sea, siempre me tendrás a tu lado.
Pronto mi niña, pronto, podre decírtelo en persona, cara a cara. ¡Ya falta menos!.
Te Quiero.
Como vereis, el Camino te deja tiempo para todo.

11 Dia - O Cebreiro - Palas de Rei

La noche había sido dura, con frio, viento y niebla. El viento y la niebla lo pudimos comprobar por la ventana, el frio, lo notamos durante toda la noche por todo el cuerpo. El despertar fue de los mejores de todo el viaje y digo esto, porque después de una noche con un gigante pegando ronquidos ensordecedores toda la noche, el despertar significa calma, silencio, paz, jajajajajaja.
El peor parado de todos fue el pobre Tolo, que tuvo que dormir a escasos 50cm de tan gráciles sonidos. Alejandro, Edu y Fernando, habían llevado la noche como mala mente se pudo y eso que el albergue de O Cebreiro es un edificio de nueva construcción. La única pega es la calefacción y la cantidad de gente que nos encontramos la noche anterior por culpa de las inclemencias del tiempo.
Una vez puestos en pie, vuelta a empezar y es que desde que llegamos a León, nos ha acompañado todo el rato un tiempo malísimo. Parece como si Santiago nos quisiese dar una pequeña lección, por haber pasado un camino tan bueno desde que comenzamos los cinco hasta que nos reunimos con los demás. Ahora vienen a mi mente, momentos inolvidables, como el día que nos vimos en el hostel de Pamplona, o la cena en el bar La Granja, de la calle Estafeta. Como echo de menos la ilusión de ver esas caras de satisfacción al ver terminada una etapa, como el día que llegamos a Navarrete, donde nuestra cámara recogía la llegada a la localidad. No me repetiré con el ejemplo de la noche mágica en Logroño, pero la verdad es que ahora sí, echo de menos esos momentos.
Mientras los chicos se fueron a desayunar, aproveche unos minutos para comprobar que no me dejaba nada atrás y me dispuse a guiar mis pasos hasta el bar donde me esperaba un merecido desayuno (teniendo en cuenta que no había cenado, por culpa de un maldito dolor de muelas). Al entrar en el bar pude comprobar que algunos aun parecían dormidos, mientras que otros ya estaban con mil ojos, controlando, si uno estornudaba, o si el otro cogía el Cola cao antes que yo, joerrr parecemos críos. Menos mal que todo eso se borro de mi mente, en el preciso instante en que apareció mi compadre Julián, son esa sonrisa característica y bromeando como siempre.
Después de desayunar, preparamos las maletas, comprobamos las bicis, las cuales iban a darnos algún que otro susto a lo largo de la jornada y nos pusimos en marcha. Antes de arrancar y poner rumbo a Palas de Rei, pude ver con tristeza como mis vecinos se iban antes que nosotros, hablo de los amigos de Catoira, los cuales realizaban el mismo camino que nosotros, eso sí, con la compañía de un todo terreno y un carro especial para bicis, cedido por el ayuntamiento de Catoira, así da gusto. Nos pusimos en marcha detrás de ellos y comenzamos el descenso de O Cebreiro hasta Sarria, pasando antes por Triacastela. La montaña gallega y la frondosidad de sus bosques dominaron la mayor parte del trayecto. En Triacastela, la ruta ofrecía dos opciones, o bien seguir por el camino tradicional, por la aldea de a Balsa, disfrutando de pequeños bosques y praderas, o bien ir por carretera hasta Samos. Después vendría Portomarin, pero antes de ello y a la bajada de O Cebreiro, algunos se quedaron o bien sin pastillas o sin zapatas de freno, con lo que supone de arriesgado el seguir circulando así. Resultado…. Parada de nuevo a tomar otro Cola Cao (creo que nos van a hacer socios de la marca) y en marcha, eso sí, esta vez Carlos se tenía que coger su bici, para así permitir que Tolo, Sevi y Julián, pudiesen acompañarme dado que sus monturas estaban en muy mal estado.
Ahí comenzó mi odisea, jejejejeje y digo esto, porque la salida del pueblo de Sarria hacia Portomarín, me supuso, comprobar cómo mi GPS, funcionaba mejor que el del coche, es decir, tanto yo como mi copiloto Julián, tuvimos que ingeniárnoslas para llegar a Portomarín y más tarde a Palas de Rei.
Antes de que todos pasaran por Sarria, tuvimos que hacer de las nuestras, entre Teddy, Richard, Fernando y Yo, para, bajo una lluvia intensa, solucionar un nuevo pinchazo, esta vez de la bici de Fer. Tras la puesta en marcha, recogí a Sevi, Tolo y Julián, los cuales, se habían refugiado al amparo de una botella de tinto y unas tapas en un bar de la zona.
Como he dicho antes, la odisea comenzaba, “gire a la izquierda”, pero si giro me voy a la cuneta, “recalculando”, ¡joer pero si esta autovía por la que voy no aparece en el GPS!, bueno, al final no sé como hicimos pero llegamos. Eso sí, después de volverle la cabeza loca a Julián, con mi sesión de Turismo Galaico. El como siempre, me agradeció, el discurso, comentando lo maravillosa que era nuestra tierra, aunque yo creo que esa noche ceno unos cuantos Ibuprofenos, je je.
Una vez llegados a Palas de Rei, la misión era, encontrar alojamiento para los 21 y lavadoras y secadoras, para poder albergar nuestras coladas. Después de comprobar la mala calidad del servicio de hostelería en Palas de Rei, y ver como se reían en nuestras caras, tanto el recepcionista del único hotel que debe haber en el pueblo, así como los encargados de las pensiones, pudimos encontrar el albergue municipal, ¡Bién!, todo resuelto diréis. Pues no, el albergue no recibía a ciclistas, pero ahí sí, la encargada nos indico el albergue municipal que si nos podría acoger. Pero mira tú por dónde, las casualidades siempre vienen dadas, justo cuando llegamos al albergue, vemos a nuestra izquierda, un complejo residencial, jajajaja, llamado la Cabaña. Los ojos de Julián se iluminaron y de su boca salió una expresión que decía, no mires mas, nos quedamos ahí, ni tiempo me dio a reaccionar, cuando de pronto vi como Sevi y Tolo se encaminaban hacia el complejo. “Hola buenas, ¿disponibilidad para 21 peregrinos en bici?”, ¡por supuesto! Y ya por último, ¿lavadora y secadora?, ¡claro que si caballero!. Ni preguntaron el precio, me hicieron llamar a Richard y Teddy para comentarles que dormíamos ahí. Por fin una noche calentita, con buenas camas y pudiendo hacer una colada. Que más se podía pedir, pues para mi había más, el teléfono sonó, respondí y al otro lado una voz cálida me saco una sonrisa del rostro. Horas más tarde degustaba el mejor café que había saboreado en años, con la compañía perfecta y en un entorno sin igual. Después, de una charla encantadora, cena con todos los demás y para la habitación.
Pero eso si, que no se me olvide, esta vez sí pude disfrutar de la llegada de mis compañeros. Cada uno que llegaba sonreía y saludaba, esa sonrisa en el rostro de alguien que a cumplido con su deber. Reconozco que ese fue el día mas duro del viaje y ahí, si que todos, se portaron como lo que son, como fieras. Ver la cara de satisfacción de Pablo y Alejandro al llegar, pensando que no hacia ni una hora me habían dicho, que por cojones, faltase lo que faltase, llegaban en bici, me supuso una dosis de moral, de energía y de buen rollo. Comprobar como Jose, después de más de 900 km, seguía como un jabato sin protestar, luchando contra ese dolor que en silencio, lo estaba jodiendo vivo, o ver de nuevo el rostro de Luis y Tomás, que llegaban a su ritmo, pero llegaban, y como siempre con buen humor, eso sí que levanta el ánimo a cualquiera, en esos momentos se te olvida, las tonterías de algún que otro superman, o los comentarios y las miradas de otros. Hoy si, éramos un grupo unido, y disfrutando después de habernos destrozado el cuerpo.
Después de esto, para cama, no sin antes escuchar, casi sin querer, las conversaciones de alguno, que no se daba cuenta de que había gente intentado dormir cerca de donde ellos daban rienda suelta a la lengua.
Bueno mañana, ultimo día, eso si las bicis de Tolo, Julián, Richard y Sevi nos lo permiten, porque están sin frenos y no tenemos recambios.

martes, 9 de noviembre de 2010

El Espiritu del Camino.: The Way, La pelicula del Camino.

El Espiritu del Camino.: The Way, La pelicula del Camino.: "Hago un inciso en mi blog para recomendaros esta magnifica película, todo aquel que quiera, respete o disfrute con el Camino de Santiago, d..."

The Way, La pelicula del Camino.


Hago un inciso en mi blog para recomendaros esta magnifica película, todo aquel que quiera, respete o disfrute con el Camino de Santiago, disfrutara con esta película. Lo mejor de todo es Emilio Estevez y sus hijos son descendientes de Gallegos, para ser mas exacto, de pontevedra, si es que los gallegos somos tremendos, je je.
Tom es un médico estadounidense que va a Francia tras la muerte de su hijo adulto, murieron en los Pirineos durante una tormenta mientras caminaba El Camino de Santiago, también conocido como El Camino de Santiago. El objetivo de Tom en un principio es recuperar el cuerpo de su hijo, sin embargo, en una combinación de dolor y homenaje a su hijo, Tom decide viajar por este camino de peregrinos. Al realizar el Camino, Tom conoce a otros peregrinos de todo el mundo (tres en particular), todos a la búsqueda de un mayor significado en sus vidas.
En el camino, Tom descubre el significado de una de las últimas cosas que su hijo le dijo (en un flashback) a su padre. Hay una diferencia entre "la vida que vivimos y la vida que elegimos."
Tom is an American doctor who goes to France following the death of his adult son, killed in the Pyrenees during a storm while walking The Camino de Santiago, also known as The Way of St. James. Tom's purpose is initially to retrieve his son's body. However, in a combination of grief and homage to his son, Tom decides to journey on this path of pilgrims. While walking The Camino, Tom meets others from around the world (three in particular), all broken and looking for greater meaning in their lives.

Along The Way, Tom discovers the meaning of one of the last things his son said (in a flashback) to his father. There is a difference between "the life we live and the life we choose."

lunes, 8 de noviembre de 2010

10 Dia - Foncebadón - O Cebreiro

Después de una noche musical, la mañana nos recibía con lluvia, niebla y frío. Tras degustar nuestra dosis diaria de Cola cao, tostadas y demás alimentos, reunimos todas las maletas en la furgoneta para poder comenzar la marcha.
Los problemas comenzaban a surgir, dado que algunas bicis necesitaban el cariño de un buen mecánico, no es que sucediese nada grave pero lo bueno estaba por llegar. Tras comenzar la marcha y apenas discurridos unos tres o cuatro kilómetros, llegamos al alto de la Cruz de Ferro, donde el día anterior había podido comprobar cómo soplaba el viento y donde el frio unido a la lluvia, habían puesto en entredicho mi capacidad de resistencia a los resfriados. Llegados a la Cruz, realizamos una foto de grupo, con bandera de Mallorca incluida (por qué no habría pensado en traerme una gallega y una de Navarra), realizadas las fotos, les mostré a mis amigos como se pliega una bandera en condiciones, je je je.
Continuamos la marcha y esta vez si llegaba lo bueno, una bajada de unos 20 km hasta Ponferrada, donde comenzaron los problemas, alguno de nuestros compañeros se había quedado sin pastillas de freno en la bajada, así que tuvimos que hacer para obligada a solucionar el problema, momento en el que todos aprovecharon para pedir una paradita en algún bar y así tomar un nuevo Cola cao o café y un buen bocadillo ( como se nota que algunos no han tenido que pasar hambre, no entiendo como después de un desayuno en condiciones, se puede ser capaz de comer lo que algunos comieron en esa parada y eso que era una bajada, además del bocadillo, algunos se metieron en la furgoneta a coger barritas y comer plátanos y manzanas sin pararse a pensar que eran para la parada obligatoria). Después de esquilmar los bienes comunitarios del grupo, je je, nos pusimos en marcha, esta vez si, para entrar en Ponferrada y de ahí encaminarnos a Columbrianos, Cacabelos, Pieros, Villafranca del Bierzo donde tuvimos que buscar una tienda de bicis ya que habíamos roto un cambio de una de las bicilcletas , Ambasmestas y por fin la subida al Cebreiro.
En esta etapa el bierzo y Galicia se dan la mano en esta etapa que culmina en O Cebreiro, quizás el núcleo del Camino con más connotaciones mitico-simbolicas. Antes en Villafranca del Bierzo, pudimos disfrutar de su conjunto histórico y monumental, además claro está, de intentar arreglar el tema del cambio, ja, ja, ja!.
Tras pasar Villafranca nos dirigimos a través del angosto valle del río Valcarce, entre laderas de robles y castaños. Los últimos ocho kilómetros son espectaculares por paisaje y por ese pequeño desnivel de 690 metros que tuvimos que salvar, sin embargo el esfuerzo bien merece la pena, dado que sus paisajes y la sensación de que Santiago está cerca, compensan cualquier mal.
La noche se nos echaba encima al igual que la tormenta la cual, en vez de regalarnos una tregua, prefería dejarnos cantidades ingentes de agua sobre nuestras cabezas. La llegada fue un poco caótica, saliendo a relucir los buenos modales de algunos, consiguiendo que lo que tendría que ser una entrada tranquila y en orden en el albergue de O Cebreiro, se convirtiese en lo que más que una llegada de peregrinos, podría confundirse con la entrada en un estadio de un grupo de hooligans exaltados y es que como comente en el anterior artículo, en estos momentos es donde se ve quien es persona y quién no. Entiendo que la gente llega mojada, cansada y con frio, pero eso no te da derecho a tratar a tus iguales como si animales se tratase, sé que es duro decir esto pero mientras la gran mayoría se portaron como caballeros, algún otro, mancho la buena imagen del grupo.
Esta es otra de las cosas que te muestra el Camino, no sé si definirla como buena o mala, yo diría que es enriquecedora.
Después de esos pequeños incidentes, y tras regalarle a los cuerpos una ducha caliente, todo volvió a la calma y algunos dispusieron que era hora de ir a cenar, yo por mi parte, decidí retirarme para disfrutar en soledad de un buen rato de cama. Tras intercambiar unas palabras telefónicas con mi niña a la cual cada día echo más de menos, decidí desconectar del mundanal ruido y dormir. Mi contacto con Morfeo, duro lo que dura un suspiro, dado que al término de la cena la llegada de mis compañeros me despertó. Gracias a Dios, compartía habitación con Eduardo, mi sensei, jeje; Fernando, al que denominaría, el hombre tranquilo; Alejandro, una de las personas más educadas que he conocido en este viaje y el Gran Tolo, los cuales tras preguntarme mi motivo por el cual no les había acompañado en la cena, se metieron en sus sacos y me acompañaron en mi viaje nocturno.
Mañana cuando despierte hablare con Teddy y Richard pro creo que dormiremos en Palas de Rei y de ahí el último asalto a Santiago.

Pensamientos en voz alta

Aun recuerdo como si fuese ayer cuando comenzábamos este Camino y ya estamos prácticamente terminando, solo nos quedan tres jornadas contando con el día de llegada a Santiago. Ya empiezo a echar de menos los primeros pasos cuando solo éramos cinco locos realizando un camino que cada día nos regalaba una nueva sensación y una nueva aventura.
No es que la compañía de estos nuevos amigos sea incomoda para mí, pero el problema radica en cómo controlar a 21 locos de la bici. Ya sé lo que estáis pensando, porque tienes que controlar a 21 tíos, ni que ellos no pudiesen controlarse solitos. Pero tengo que decir que alguno me ha sorprendido, algunos piensan que en vez de venir a realizar el Camino, vienen más bien de vacaciones. El primer día ya detecte que se comenzaban a formar dos grupos uno que venía a hacer el Camino y descubrir una nueva aventura y otros que venían de paseo. No digo que se pueda denominar paseo a subir los altos de montaña que subieron, ya que la gente sufrió como nunca, debido en mayor medida al mal tiempo, pero algunos confundieron un viaje de aventura, con un paseo por Port-Aventura.
Lo que si te deja este viaje y este tipo de experiencias no es otra cosa que, la oportunidad de conocer a tus amigos en situaciones adversas. Pero eso supone conocer la parte positiva de unos y la negativa de otros, ¡pero bueno!, es lo que tiene el Camino, que se transforma en un camino de conocimiento, no meramente espiritual sino personal y humano. Estos días, me han permitido comprobar hasta dónde puede llegar un ser humano, con tal de superar algunas vicisitudes de este Camino. Desde sacar una ración extra de esfuerzo, para poder seguir pedaleando hasta una loma que después daba paso a otra, o reacciones tan absurdas en las que una persona es capaz de levantarse antes que nadie para ser el primero en llegar a la furgoneta y así poder coger en vez de dos barras energéticas (lo estipulado en un principio), cuatro con el único fin de engullir, sin pensar quizás que algunos de los que hacen el camino contigo pueden estar mejor o peor.
Pero bueno amigos son cosas de la vida, acciones sin importancia para algunos y con una gran trascendencia para otros. Quizás el problema está en que este Camino, me ha permitido disfrutar del tiempo, lo cual me ha permitido pararme un momento, a disfrutar de mil sensaciones e imágenes; del discurrir de un riachuelo llegando a Palas de Rey, o del vuelo de un ave de rapiña por la meseta Castellana, sentir el frescor del viento en el Pirineo o cómo no, el más esperado, el fantástico sonido de una gaita, por las callejuelas de Santiago.
Bueno amigos, lo que en principio seria una descripción del día de ruta, se ha transformado sin quererlo en un pensamiento en voz alta, espero que podáis perdonarme, pero es que en estos momentos es cuando uno necesita contar y describir lo que siente.
Acabo de recibir una llamada de mi niña y los ojos se me han vuelto a iluminar, gracias por permitirme escuchar el sonido de tu voz. Pronto estaré a tu lado.
A los demás os prometo que ahora mismo me pongo con el siguiente día de ruta.

domingo, 7 de noviembre de 2010

9 Dia - León - Foncebadón

El noveno día de nuestro Camino, comenzó de forma diferente. EL despertar de cinco personas no se puede comparar con el despertar de 21 fieras. No quiero que nadie considere este comentario de forma despectiva, pero mientras que todos los días anteriores, habían sido súper tranquilos, despertándonos los unos a los otros en silencio, cambiaba de forma radical convirtiéndose en un jaleo constante a la hora de comenzar el Camino.
Este primer día comenzamos desayunando en una cafetería de León, donde degustamos el ya tradicional, bocadillo de jamón serrano con tomate y aceite acompañado de un cola cao calentito y es que a esas horas apetece comenzar con algo que caliente el cuerpo.
La primera parte de la etapa se desarrolló entre León y la localidad de Astorga, pasando antes por poblaciones tales como: Trobajo del Camino, San Miguel del Camino, Villadangos del Paramo, el Hospital de Orbigo para llegar más tarde a Astorga, donde pudimos disfrutar de la visión del Palacio Episcopal. El edificio es actualmente sede del "Museo de los caminos" que muestra una interesante colección de esculturas de madera policromada y de orfebrería renacentista y barroca así como gran cantidad de elementos litúrgicos. El Museo ocupa la totalidad de las cuatro plantas del edificio.
En el kilometro 33 de la etapa nos encontramos con el Puente del Paso Honroso, sobre el río Orbigo, famoso por la hazaña del caballero Suero de Quiñones, que en el Año Santo Compostelano se 1434 llevó a cabo unas famosas justas en este enclave, obligado por su compromiso con una dama y poniendo al Apóstol Santiago como testigo.
Tras dejar atrás nuestra querida Astorga, seguimos camino para poder llegar a la hora prevista a Ponferrada. Pero como siempre, algo iba a ocurrir para que el Camino cambiase de nuevo con todo lo programado. Tras dejar Astorga el cielo comenzó a tornarse de un gris plomizo que lo único que presagiaba, no era otra cosa que tormenta. La lluvia no tardó en llegar y con ella un viento que no tardo mucho tiempo en hacer mella en nuestros nuevos compañeros de viaje. El tiempo, en vez de mejorar, empeoraba a cada kilometro que realizábamos y tras una fina lluvia (lo que en Galicia conocemos como Morriña) y un viento que conseguía que cada gota, te golpease como si fuese una tormenta de arena, se unió un mal intencionado frio. Con estos tres hándicaps y viendo las caras de algunos de nuestros compañeros, algunos comenzamos a barajar la posibilidad de acortar la etapa de hoy. Cuando tan solo nos faltaban unos kilómetros para coronar la Cruz de Ferro (1504 m de altitud), decidimos parar y buscar refugio en el pueblo de Foncebadón.
En el pueblo de Foncebadón pudimos encontrar un albergue de lo más curioso, la estampa fue de película y yo la contare así:
La gruesa puerta de madera se abrió lentamente y tras ella pudimos encontrar una estancia muy acogedora, chimenea encendida, decoración de índole budista y caras amables las cuales nos recibieron con un agradable ¡bienvenidos!, pero la verdad es que otras caras eran de asombro. La noche había caído y tras la puerta se asomo una silueta, era la de uno de los 21 ciclistas que acababa de llegar a Foncebadón, su cuerpo medio congelado y su voz rota por el cansancio solo pudo dar paso a una leve sonido el cual se pudo asociar con algo así como, “necesito algo caliente”, era un joven con sus ropas húmedas, prácticamente heladas por el frio, la lluvia y las bajas temperaturas. Tras el llegaron el resto de personajes del grupo, exceptuando a un gallego que aguardaba en lo alto de la Cruz de Ferro a que sus compañeros llegasen. Tras un largo tiempo de espera, una llamada telefónica le hizo recorrer los kilómetros justos para llegar al pueblo, donde le esperaba el grueso de la tropa, al calor eso si, de una chimenea y tras una taza de Cola Cao.
La noche se nos echo encima, así que tras una ducha caliente decidimos irnos a cenar y es ahí donde comenzó una noche fantástica, primero cenando en la Taberna de Gaia, un local medieval, donde pudimos degustar entre otras cosas, un magnifico revuelto de hortalizas, venado y costilla de cerdo sobre cama de pan rustico, para después disfrutar de la más maravillosa trata de queso que se pueda probar hoy en día. Claro está todo ello regado con un magnifico vino tinto servido en cuencos de barro.
Después de la cena volvimos a nuestro albergue, donde tras encontrar un par de guitarras y unos timbales, disfrutamos de una noche de música, a cargo de Teddy, Richard, Julián y un servidor. Tras unas cervezas y unas canciones en el recuerdo, decidimos retirarnos a nuestros aposentos, donde darle descanso a nuestros maltrechos cuerpos.
Mañana nos esperaba un largo Camino Foncebadón - Triacastela.