Biografia

jueves, 11 de noviembre de 2010

12 Dia - Palas de Rei - Santiago de Compostela

Ultimo día de nuestra aventura, amanece en Palas de Rei, una fina lluvia cae tras el cristal, a mi mente llegan los recuerdos de estos diez días de aventura, momentos de sonrisa, de alegría, pero también momentos de concentración, de esfuerzo, en definitiva la sintonía perfecta para poner colofón a esta aventura. La verdad es que me voy contento, gracias a ese loco que me llamo hace unos meses comentándome si podía hacerle un favor, gracias a él, he tenido el placer de conocer a una gente excepcional. Desde mis cuatro jinetes (Edu, Jose, Richard y Diego), pasando por el resto, todos me habéis echo disfrutar de esta aventura. Así que desde aquí va mi homenaje a todos los que habéis compartido esta locura conmigo.
La etapa de hoy no contaba con grandes dificultades, pero aunque fuese algo similar a lo vivido los dos días anteriores, creo que nadie se abría quejado. La sola idea de llegar al Monte do Gozo y reconocer en la lejanía, las torres de la catedral, eran la suficiente dosis de energía, como paraqué las piernas llegasen por si solas, hasta la puerta de la catedral, hasta el Pórtico de la Gloria.
Si el tiempo nos daba una pausa, podríamos disfrutar del paseo por Melide y Arzúa, para después enfilar la recta final hasta Lavacolla, el Monte do Gozo y por fin la Plaza do Obradoiro.
El camino se desarrollo entre aldeas, superando, uno tras otro, pequeños valles y ríos que descendían hacia el Tambre. Tras una parada a las puertas de Arzúa, donde se repuso algo de lo gastado en esta primera parte del recorrido. Comenzamos el tramo final hacia Compostela, no sin antes recibir una mala noticia, Walker había roto el cambio y venia a piñón fijo tras un arreglo-apaño, que le estaba destrozando su particular (Campeonato Interno for Compostela), o eso parecía, porque desde que llego a León parecía que estaba compitiendo contra el mismo, je je je. Tras encontrarme con los rezagados y facilitarles otro tentempié, continuamos camino hacia nuestra meta.
Dejando el sarcasmo a un lado, comentaremos que la jornada transcurrió entre nubes y claros, lo que nos permitió en el último tramo de la jornada, disfrutar de la compañía de cientos de peregrinos que realizaban el camino andando, que sumado al maravilloso paisaje que nos brinda mi querida tierra Gallega, nos hizo recrearnos en la verdadera magnitud del Camino.
Durante los últimos kilómetros, pude disfrutar con esas miradas de complicidad que nos enviábamos, entre Jose, Diego, Edu, Richard y este que escribe. Esas miradas decían mucho, miradas de satisfacción al recordar todo lo vivido, miradas de camaradería al reconocer a amigos de verdad, en definitiva miradas de emoción al saber que llegaba el final de los mas de 1000km que nos habíamos metido entre pecho y espalda.
El tiempo que por fin nos daba una tregua era uno de los mejores regalos que podíamos esperar, pero cuál sería mi sorpresa al descubrir que el destino nos deparaba otra grata sorpresa. Justo cuando llegué al Monte do Gozo, me encontré una plataforma inundada de botellas de colores y sobre esa plataforma puede observar a tres ciclistas realizando las fotos de rigor. Mi cara se ilumino, al comprobar que entre esos tres ciclistas había un chaleco reflectante, ¡era El!, Richard Gete, un buen amigo, desde ahora un hermano, que nos encontramos haciendo el Camino en Frómista, que venía solo de Francia y que ha realizado el camino a la par que nosotros, pero siempre llevándonos unos kilómetros de ventaja. Este tío me ha demostrado que un verdadero amigo, se puede encontrar también aquí en el Camino.
Desde aquí mi pequeño homenaje a Richy, pero también a toda esa gente que se enfrenta solo a este duro camino.
Minutos más tarde, comenzaban a llegar los demás locos del pedal, la llegada fue impresionante, daba gusto ver las caras de satisfacción y las expresiones de…. ¡Ya estamos aquí! , la llegada fue fantástica.
De nuevo y al igual que en la Cruz de Ferro, hicimos una foto todos juntos y acto seguido nos pusimos en marcha, pronto tendríamos ante nosotros la majestuosa Plaza del Obradoiro. Ese último tramo, por las calles de Santiago nos hizo disfrutar aun mucho más del momento que estábamos viviendo. La entrada en la plaza fue algo especial, se abría ante nosotros un pasillo entre peregrinos y turistas, gentes de todas partes del mundo inmortalizaban el momento de llegada ante el Apóstol.
Pero bueno amigos ese momento y lo que vino después bien merecen otro post aparte, mañana os contaré lo que sucedió a nuestra llegada y esa noche. Ahora disfrutad de lo que queda de día.

No hay comentarios: