Biografia

martes, 14 de diciembre de 2010

Nuevo Camino


Buenos días queridos amigos, no penséis que os tengo olvidados, en estos momentos estoy con el desarrollo y puesta en marcha de otra nueva aventura relacionada con el Camino.

Este verano realizaremos una nueva aventura, pero esta vez aun mas complicada que la anterior. No quiero que os preocupeis, ya que poco a poco, os iré poniendo al día de esta aventura. En esta ocasión volveremos a contar entre los aventureros con el loco de Teddy, aunque esta vez en vez de unirse un grupo de Mallorquines, contaremos con casi un centenar de amigos Portugueses que quieren descubrir el encanto del Camino.

Bueno espero poder adelantaros los detalles esta semana. Mientras tanto, no os olvidéis de visitar de vez en cuando el Blog y la pagina de mi buen amigo Teddy, http://www.enflecha2.com/

lunes, 22 de noviembre de 2010

Taberna de Gaia - Carta de Laura.

Hoy me desperte y como todas las mañanas, visite mi blog para analizar las visitas y acto seguido pase por www.enflecha2.com donde Diego nos regalaba uno de sus articulos. Trataba sobre la carta de Laura, hija de los propietarios de La taberna de Gaia, en Foncebadon, cerca de la Cruz de Ferro. Esa carta es preciosa, no solo por lo contenido en ella, sin por lo que para nosotros significa. Después de este Camino, los amigos siguen creciendo. Os recuerdo, que si algún dia teneis la oportunidad, visiteis la Taberna de Gaia, http://www.latabernadegaia.com/esp/ donde podreis disfrutar de una compañia sin igual y una cocina de ensueño.
Era un viernes relativamente tranquilo. No se respiraba mucho ambiente y mis padres, dueños de la Taberna de Gaia y yo, decidimos que sería un buen día para cerrar antes el local e irnos a casa, sin mucha facturación en el bolsillo pero con la calma de tener un día de descanso a mayores. Enrique Notario se situaba en la mesa cuatro, empezando a comer y leyendo su periódico muy atento. Yo acababa de comer y no me había percatado de la supuesta cena de veinte peregrinos hambrientos y con ganas de reponer sus fuerzas con una buena comida medieval. Arrastrando los pies por el suelo de la cocina, temiendo que una vez más la taberna se encontrara vacía y mi aburrimiento se hiciera eterno, asomé la cabeza por la puerta de la cocina para verificar que, efectivamente, no había nadie a parte de un grupito en la mesa seis. Pero para mi asombro, me encontré con tres hombres. Dos estaban bajando las escaleras. El tercero afirmaba con la cabeza mientras miraba fijamente a mi padre. Acto seguido fui a su lado para preguntar qué era lo que pasaba. Mientras mi padre intentaba darle un tono despreocupante a la noticia de “nada mujer, que vienen 21 personas a cenar ahora, en cinco minutos”, instintivamente giré la cabeza hacia la izquierda. En cuestión de minutos la taberna fue llenándose de hombrecillos con chalecos rojos, hablando entre ellos y formando un mini escándalo en éste nuestro lugar. Mi primer pensamiento fue “qué desastre… la que me espera. Yo sola en el comedor, mi compañera tan a gusto en su casa y mi padre comiendo”. Pero tras varias bromas y comentarios de enflecha2, me atreví a pensar que no sería tan difícil. Debido a que el otro comedor se encontraba sin calefacción, mi padre decidió que yo, así de golpe, os distribuyera por varias mesas de la Taberna. Lógicamente empecé llenando la más grande: La mesa tres. Tenía el pulso como para robar panderetas, los ojos se me salían de las órbitas y el corazón palpitaba casi tan rápido como vosotros pedaleáis en vuestras bicicletas. No sabía cómo colocaros, era obvio que querríais estar juntos para que vuestra cena se hiciera mucho más amena. Pero cuando quise darme cuenta, tenía a la gran mayoría sentados por grupos. Unos en la mesa cinco (supongo que por el agradable calor que desprendía la estufa colocada justo al lado de esa mesa), otros en la mesa dos, y finalmente la mayoría en la mesa tres. Sin quererlo me hicisteis el trabajo más sencillo. Gracias a eso conseguí relajarme y me dispuse a colocaros los manteles y serviros las bebidas que quisierais. Mientras lo hacía, varias veces me disculpé en nombre de la Taberna de Gaia por no poder poneros a todos juntos. Mi sorpresa fue la respuesta que recibí “Tú tranquila, es normal, somos muchos y así de golpe. Si hace falta hasta te ayudamos eh, tú lo que necesites”. Ahí si que si, pensé que sería hasta divertido. Mi sospecha de que no sería tan difícil se confirmó. Coser y cantar. Al rato mi padre ya os había tomado nota y los dos nos dispusimos a serviros todos los platos, mientras en mis idas y venidas con platos para aquí y para allá, charlabais conmigo preguntándome mi nombre y haciendo bromas. A mi parecer, quedasteis contentos, vuestros comentarios eran agradables y éso hizo que el ambiente no fuera atareado. Pasamos a los postres. Poco a poco se acercaba la despedida. Es curioso… Con qué rapidez se puede coger cariño a una persona. Y más curioso lo es si en vez de una persona son 21.
Bien, al terminar los postres y recibir comentarios en forma de halagos, pedisteis la cuenta y varios compraron colgantes y demás artículos que tenemos expuestos en la barra.
Ahora si. Tocaba despedirse. Pero antes nos hicimos unas fotos con vosotros mientras reíamos amigablemente con varios comentarios graciosos.
A una de las personas que le vendí un colgante del horóscopo lunar celta, cuando iba a marchar junto a todos los demás, dijo casi a gritos “¡Laura, toma la dirección, veréis las fotos allí!” No se por qué ya no me resultaba raro que me llamarais por mi nombre. Por un momento además de camarera era persona. Acto seguido contesté con un efusivo ¡Ay, si!, y apunté la dirección.
Y bien, ahí llegó el final de la mini aventura que ambos, en distinta medida, pudimos vivir.
El motivo de mi email es simplemente hacer ver que si vosotros marchasteis satisfechos, nosotros igual o incluso más. Y ésa, amigos, es la esencia del camino.
Un saludo y fuerte abrazo de la camarera de La Taberna de Gaia.
Y por supuesto, ¡Buen camino!

viernes, 19 de noviembre de 2010

¿Final del Camino? - O Comienzo de muchos otros más.


Lo lógico en estos casos es analizar lo recorrido, en mi caso lo único que querría ahora mismo es comenzar de nuevo, volver a vivir otra vez de nuevo todo o vivido. Este camino al margen de la convivencia, del grupo o de mil historias más, ha significado mucho más.
Reconozco que cuando comencé este viaje, solo pensaba en desconectar, en dejas atrás problemas y malos tragos, por un momento, desconectar y aislarme de todo. Lo bueno de todo esto es que no solo he podido desconectar, sino que he tenido la oportunidad de de conocer el Camino, la vida y la forma de verlo, de muchísima gente, gente que con el tiempo se ha convertido en parte importante de esta aventura.
Pero cuando digo que he conocido gente en esta aventura, no me refiero en exclusiva a gente que realizaba el camino, me refiero a toda esa gente que hemos ido descubriendo por el camino, incluso gente que tenemos en nuestras vidas y que gracias a un peregrinaje como este, comenzamos a valorar más aun si cabe.
Gracias a este Camino y al tiempo invertido en el, he tenido tiempo de volver a recuperar recuerdos casi olvidados en mi memoria, momentos que me han hecho valorar realmente, donde están los amigos, la gente que de verdad te importa y a la cual tu realmente le importas. Os pido disculpas, si lo que esperabais encontrar aquí era un resumen de esta aventura. Hoy me siento con ganas de afrontar viejas deudas pendientes, ha llegado el momento de acordarse de la gente que ha significado algo en tu vida. Creo que este camino me ha abierto un nuevo horizonte y gracias a ello creo que hoy comenzara a caminar una nueva persona.
Durante este camino recordé muchísimas veces a una misma persona, a mi abuelo Francisco, para mí, la persona más grande de mi vida, junto con mis padres. El fue el encargado de desarrollar mi imaginación, aun recuerdo sus batallas contra piratas, en las que el siempre salía vencedor o como vencía a gigantes para salvar a sus compañeros, historias de la infancia que me marcaron para toda la vida. Después vendrían historias de verdad, crudas pero reales, donde me inculcaba el respeto por los demás y donde me descubrió los horrores de una guerra entre hermanos (algo que debemos intentar no repetir nunca más, decía el). Ese abuelo que suplió a mi padre en los momentos en que este ultimo navegaba por medio mundo.
La siguiente persona en quien he pensado durante este viaje es en el, en mi gran capitán, en mi padre, orgullo de una familia, de una raza, es mi gran capitán, mi viejo lobo de mar. Lo que más he lamentado durante toda mi vida, es no haber podido compartir más tiempo a su lado, parece mentira, que tengas que estar lejos de una persona para darte cuenta de cuánto dependes de ella, de cuanto la quieres y sobre todo de cuanto la respetas.
Como no, la otra persona de quien no podía olvidarme es de la mujer que me dio la vida (mi madre), de la más bella, la más cariñosa, de la única mujer a la que nunca dejare de querer nunca. Digo esto porque mujeres en la vida de un hombre, discurren muchas, desde la primera novia a la cual crees no poder olvidar nunca más, mas tarde llegara la que será la mujer con la que compartas tu vida. Todo ese cariño existe y es enorme pero queda relegado a un segundo plano, cuando nace tu primer hijo o hija, en ese momento todo queda en un segundo plano, a excepción de tu madre, la primera persona que ves nada más abrir os ojos, la primera persona que te da calor y amor de verdad, por eso no podía olvidarme de ella.
Más tarde, y paso a paso, vas conociendo gente en el camino que te recuerdan a seres queridos o apreciados que tal vez tenias medio olvidado. Este viaje, te permite compartir una chimenea, una taza de café, momentos que dan pie a conversaciones que se alargan durante toda una noche y te permiten hablar de tu gente, de tu vida de tus anécdotas, las cuales, como he dicho, te hacen recordar a gente que casi tenias olvidada.
Este camino me ha hecho pensar en que los amigos de verdad se encuentran en t vida desde siempre, esos que siempre están ahí y como yo digo, esos que sobre todo están ahí, cuando las cosas van mal. Por eso tenía ganas de agradeceros a vosotros todo lo que me ofrecéis día a día, paso a paso. Hablo de vosotros, todos los del barrio, todos esos locos que creasteis ese grupo de Aqueles Maravillosos anos da Torre, también vosotros, los amigos de verdad del equipo de rugby Os Ingleses ( por algunos de vosotros volvería a dejarme romper costillas y huesos), pero también en este camino, habéis tenido espacio los nuevos amigos, algunos de los cuales ya son indispensables para mi, Javito, de quien me acorde durante todo el viaje ( ojala estuvieses aquí para hacer el camino conmigo), David ( el propietario de nuestro pequeño reducto Galo “ O Rincón de Berdón” mi cuñado ficticio, jejeje) cada vez que paraba en un bar a tomar algo me acordaba de ti y de todos los del bar.
Este viaje me ha dado tiempo como digo a recordar a viejos amigos, muchos que ya no están, como Remo, como Luis (Chulin), de Juanjo (el de ermitas), de Fernando (mi compañero de remo), de mi primo Emilio, de Tucho, de Lolita, de tantos y tantos que ya no estáis pero que fuisteis piezas fundamentales de la vida de este pequeño ser.
Pero no os preocupéis porque este es el primero de muchos viajes, así que tendré tiempo de pensar y de hablar de todos los demás. Muchos quedáis en el tintero, porque si no tendría que estar escribiendo durante meses para recordar a amigos y enemigos, je je je.
Pero no podría dejar este artículo sin acordarme de los nuevos amigos, esos amigos que ha traído a mi vida mi hermano Diego. De esos locos que han compartido viaje y aventura, José, Richard, Edu, sois grandes, gracias una y mil veces por todo lo que habéis aportado a este viaje y a mi vida en tan solo unos días (que para mi serán de los mejores de mi existencia. Gracias por meterme ese gusanillo de nuevo, por la aventura. Por culpa vuestra, esto no acaba aquí, sino que comienza, este es el primero de mis futuros viajes, cada año intentare realizar uno o una parte de los muchos Caminos de Santiago, pero no solo quedará ahí, sino que inventaremos o crearemos nuevas rutas , no todas relacionadas con el camino. Pero es que como dijo una vez un gran sabio, el Camino, no siempre estuvo ahí, alguien fue el primero, pues ahí voy yo, ¡Por qué no crear nuevas rutas, nuevos senderos!
Bueno amigos aquí termina este pequeño homenaje a todos los que habéis estado, estáis y estaréis ahí.
¡Hasta la próxima!
¡Qué pensabas!, ¿que no me iba a acordar de ti?, je je je. Como me podía olvidarme de ti, de mi alma gemela, de esa luz que guía mis pasos, sin ti no sería nada. Gracias por la paciencia que estas teniendo, el destino quiso que nos encontráramos y mira tú por dónde, a echo que estemos juntos.
Gracias por tus palabras de ánimo, gracias por cuidarme aunque a veces sea en la lejanía, gracias por regalarme tú último beso cada noche. Mi niña eres lo mejor que me ha pasado en la vida y eso no se puede olvidar. Aunque estuviese a mil kilómetros de Ti, no podría dejar de pensar en ti. Este Camino también es tuyo, en gran medida, porque gracias a él he podido comprender lo fundamental que eres en mi vida. Aunque existan problemas, momentos difíciles, momentos malos, piensa que tras la tempestad viene la calma y en la calma siempre estas tu. Como diría mi viejo lobo de mar “tu suegro”, eres la luz de guía de ese faro que indica donde está el puerto donde resguardarse.
Solo te pido paciencia, con este pobre loco, que desde el día que vio tu sonrisa, no ha podido olvidarla.
Gracias “niña de los ojos tristes”, conseguiré que algún día vuelvan a brillar. Te amo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Ultimo suspiro.

Los últimos kilómetros de nuestro viaje, desde el Monte del Gozo hacia la Plaza del Obradoiro, comienzan con un descenso por el negro asfalto de la Rúa do Gozo hasta nuestra meta. Tras pasar sobre la A-9, el río Sar y la vía férrea, llegamos al barrio de San Lázaro. Tras dejar atrás la Ermita de San Lázaro (obra realizada a principios del S. XX), seguimos nuestro camino por la Rúa Valiño, Fontiñas y Fonte dos Concheiros, calle que recibió este nombre por ser el barrio donde se asentaban los vendedores de concha de Vieira, con la que todos los peregrinos regresaban a sus hogares.
Al final de la calle nos encontramos con la Plaza del Cruceiro de San Pedro, desde donde iniciamos un ligero ascenso por la Rúa de San Pedro, siguiendo la calle pudimos llegar al lugar donde se ubicaba la Puerta del Camino que en su día sustituyo a la Porta Francigena. Después recorreríamos, Las Rúas de Las Casas Reales, Las Animas, Plaza de Cervantes, Azabacherías, por fin llegamos a La Vía Sacra y mi bien querida Plaza de Quintana, después rodeando la Torre del Reloj, atravesamos la Plaza de las Platerías, lugar por donde antaño entraban los peregrinos Franceses. Nosotros continuamos por la Rúa Fonseca hasta la Plaza del Obradoiro. Comentar para los que no conozcáis Santiago y en especial esta plaza, que esta monumental plaza fue consecuencia de la expansión de la catedral hacia el Oeste, ya que inicialmente no era más que una gran loma, sobre la que en principio se asentó una necrópolis y más tarde un cementerio romano. A fin de crear un lugar donde los peregrinos pudiesen concentrarse frente a la fachada Oeste, se decidió allanar toda la zona.
Por fin nuestra meta había llegado, cuando esta plaza se abrió majestuosa ante nosotros, las caras de satisfacción eran la nota predominante en todo el grupo. La alegría había dejado atrás los sinsabores de estos últimos días, ver la cara de satisfacción de José al comprobar que pese a sufrir durante todo el camino ese fuerte dolor en las piernas, había podido cumplir con su peregrinación, hizo que me sintiese satisfecho.
Tras llegar a la Plaza del Obradoiro, nos hicimos la foto de rigor, eso si, después de habernos abrazado y disfrutado de comentarios varios. La gente que circulaba por la Plaza, se paraba al ver a un grupo de 21 locos pegando botes de alegría. De ahí, directos a la oficina del peregrino , donde minutos después salíamos, orgullosos con nuestra ansiada Compostela, la cual acreditaba la consecución de nuestra aventura.
Una vez sellada la credencial y obtenida todos la Compostela pertinente, el grupo se dividió en dos, unos decidieron entrar en la Catedral y disfrutar de la majestuosidad del templo, pudiendo disfrutar de una varazo merecido al Santo, momento en el que José, casi nos hace llorar a todos, haciendo mención a sus hijos. Creo que en ese momento el que mas o el que menos, recordó a seres queridos, yo como no, me acorde de mi hermana, una de las causantes de que hiciese esta peregrinación, mis padres, mi sobrina, pero sobre de todo de mi niña, a la que pronto podría abrazar y besar.
Después de encontrar un albergue donde poder ducharse y dejar las bicicletas, nos dispusimos a encaminar nuestros pasos hacia mi querido y adorable pueblo, Villagarcia de Arosa, donde Diego había preparado ya, la dormida y una cena fantástica en un Furancho, para así poder mostrarles a estos locos, como se cena en nuestra tierra. Después de disfrutar de una cena, donde anécdotas y comentarios, dieron paso a canticos y abrazos, llego el momento de la primera despedida, instante en el que muchos encaminaron sus paso hacia el hostal donde pasaríamos la noche, a la espera de poder disfrutar al día siguiente, de uno de los mejores mercadillos de la zona. Tras llegar al hostal, algunos decidieron meterse en cama a descansar y otros optaron por tomar una copa (no diré nombres para que nuestras chicas no se enfaden, je je). Tras la copa, directos al hotel y al día siguiente ruta por Villa, para disfrutar de sus bares, pinchos y tapas variadas y demás productos de la zona. En definitiva, tras esta noche daríamos por finalizada nuestra aventura, pero ese es otro tema, ahora a descansar, al día siguiente, me aguardaría, viaje a Santiago a llevar las maletas de algunos buenos amigos y de ahí, derechitos al albergue a montarle en la furgoneta, las bicis a todo el mundo, ya que todo el mundo exceptuando Edu, Richard, Diego y Yo, nos quedamos para organizar la vuelta del material, el resto, paseo por Santiago y viaje en avión para la isla.
La verdad es que a muchos de los que compartieron esta aventura conmigo, los echare de menos, gracias a todos por vuestra camaradería, en especial a los cuatro que comenzaron conmigo esta locura, del resto, algunos me habéis demostrado el verdadero significado de la palabra compañero, con los restantes, lamentar no haber tenido el suficiente tiempo para poder conoceros. Espero que disfrutarais casi tanto como yo.
Desde aquí quiero enviar un enorme abrazo y mi agradecimiento, a todos los que hemos ido conociendo durante todo nuestro camino de peregrinación, los cuales han aportado su granito de arena, para así poder transformar este viaje en una autentica aventura. Gracias a todos y todas por vuestra amistad, vuestras palabras de aliento y los buenos momentos compartidos con vosotros.

jueves, 11 de noviembre de 2010

12 Dia - Palas de Rei - Santiago de Compostela

Ultimo día de nuestra aventura, amanece en Palas de Rei, una fina lluvia cae tras el cristal, a mi mente llegan los recuerdos de estos diez días de aventura, momentos de sonrisa, de alegría, pero también momentos de concentración, de esfuerzo, en definitiva la sintonía perfecta para poner colofón a esta aventura. La verdad es que me voy contento, gracias a ese loco que me llamo hace unos meses comentándome si podía hacerle un favor, gracias a él, he tenido el placer de conocer a una gente excepcional. Desde mis cuatro jinetes (Edu, Jose, Richard y Diego), pasando por el resto, todos me habéis echo disfrutar de esta aventura. Así que desde aquí va mi homenaje a todos los que habéis compartido esta locura conmigo.
La etapa de hoy no contaba con grandes dificultades, pero aunque fuese algo similar a lo vivido los dos días anteriores, creo que nadie se abría quejado. La sola idea de llegar al Monte do Gozo y reconocer en la lejanía, las torres de la catedral, eran la suficiente dosis de energía, como paraqué las piernas llegasen por si solas, hasta la puerta de la catedral, hasta el Pórtico de la Gloria.
Si el tiempo nos daba una pausa, podríamos disfrutar del paseo por Melide y Arzúa, para después enfilar la recta final hasta Lavacolla, el Monte do Gozo y por fin la Plaza do Obradoiro.
El camino se desarrollo entre aldeas, superando, uno tras otro, pequeños valles y ríos que descendían hacia el Tambre. Tras una parada a las puertas de Arzúa, donde se repuso algo de lo gastado en esta primera parte del recorrido. Comenzamos el tramo final hacia Compostela, no sin antes recibir una mala noticia, Walker había roto el cambio y venia a piñón fijo tras un arreglo-apaño, que le estaba destrozando su particular (Campeonato Interno for Compostela), o eso parecía, porque desde que llego a León parecía que estaba compitiendo contra el mismo, je je je. Tras encontrarme con los rezagados y facilitarles otro tentempié, continuamos camino hacia nuestra meta.
Dejando el sarcasmo a un lado, comentaremos que la jornada transcurrió entre nubes y claros, lo que nos permitió en el último tramo de la jornada, disfrutar de la compañía de cientos de peregrinos que realizaban el camino andando, que sumado al maravilloso paisaje que nos brinda mi querida tierra Gallega, nos hizo recrearnos en la verdadera magnitud del Camino.
Durante los últimos kilómetros, pude disfrutar con esas miradas de complicidad que nos enviábamos, entre Jose, Diego, Edu, Richard y este que escribe. Esas miradas decían mucho, miradas de satisfacción al recordar todo lo vivido, miradas de camaradería al reconocer a amigos de verdad, en definitiva miradas de emoción al saber que llegaba el final de los mas de 1000km que nos habíamos metido entre pecho y espalda.
El tiempo que por fin nos daba una tregua era uno de los mejores regalos que podíamos esperar, pero cuál sería mi sorpresa al descubrir que el destino nos deparaba otra grata sorpresa. Justo cuando llegué al Monte do Gozo, me encontré una plataforma inundada de botellas de colores y sobre esa plataforma puede observar a tres ciclistas realizando las fotos de rigor. Mi cara se ilumino, al comprobar que entre esos tres ciclistas había un chaleco reflectante, ¡era El!, Richard Gete, un buen amigo, desde ahora un hermano, que nos encontramos haciendo el Camino en Frómista, que venía solo de Francia y que ha realizado el camino a la par que nosotros, pero siempre llevándonos unos kilómetros de ventaja. Este tío me ha demostrado que un verdadero amigo, se puede encontrar también aquí en el Camino.
Desde aquí mi pequeño homenaje a Richy, pero también a toda esa gente que se enfrenta solo a este duro camino.
Minutos más tarde, comenzaban a llegar los demás locos del pedal, la llegada fue impresionante, daba gusto ver las caras de satisfacción y las expresiones de…. ¡Ya estamos aquí! , la llegada fue fantástica.
De nuevo y al igual que en la Cruz de Ferro, hicimos una foto todos juntos y acto seguido nos pusimos en marcha, pronto tendríamos ante nosotros la majestuosa Plaza del Obradoiro. Ese último tramo, por las calles de Santiago nos hizo disfrutar aun mucho más del momento que estábamos viviendo. La entrada en la plaza fue algo especial, se abría ante nosotros un pasillo entre peregrinos y turistas, gentes de todas partes del mundo inmortalizaban el momento de llegada ante el Apóstol.
Pero bueno amigos ese momento y lo que vino después bien merecen otro post aparte, mañana os contaré lo que sucedió a nuestra llegada y esa noche. Ahora disfrutad de lo que queda de día.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Para mi niña

Después de haber escrito la ruta de este día y lo vivido hoy, no podía irme a la cama, sin dedicarte unas líneas.
Hoy más que nunca, desde este pueblo llamado, Palas de Rei, quiero decirte que sin ti, sin tu voz, sin tu sonrisa, sin la imagen de rostro cuando cierro los ojos al dormir, sin tu mirada con ese brillo especial que tienen al verme llegar, de tus labios, sin tu perfume el cual creo reconocer en cada rincón, sin todo eso que tú me reglas cada día, no podría seguir con esta aventura. Saber que cada día que pasa estoy más cerca de ti, que cada vez me falta menos para poder abrazarte y darte las gracias por estar ahí, en mi vida.
Por todo ello, quería hoy dedicarte unas pocas líneas de este diario de rutas, espero que entiendas que en la vida al igual que este Camino, tiene sus momentos buenos y sus momentos malos, que tiene altos y bajos, pero que por muy duro que sea, siempre me tendrás a tu lado.
Pronto mi niña, pronto, podre decírtelo en persona, cara a cara. ¡Ya falta menos!.
Te Quiero.
Como vereis, el Camino te deja tiempo para todo.

11 Dia - O Cebreiro - Palas de Rei

La noche había sido dura, con frio, viento y niebla. El viento y la niebla lo pudimos comprobar por la ventana, el frio, lo notamos durante toda la noche por todo el cuerpo. El despertar fue de los mejores de todo el viaje y digo esto, porque después de una noche con un gigante pegando ronquidos ensordecedores toda la noche, el despertar significa calma, silencio, paz, jajajajajaja.
El peor parado de todos fue el pobre Tolo, que tuvo que dormir a escasos 50cm de tan gráciles sonidos. Alejandro, Edu y Fernando, habían llevado la noche como mala mente se pudo y eso que el albergue de O Cebreiro es un edificio de nueva construcción. La única pega es la calefacción y la cantidad de gente que nos encontramos la noche anterior por culpa de las inclemencias del tiempo.
Una vez puestos en pie, vuelta a empezar y es que desde que llegamos a León, nos ha acompañado todo el rato un tiempo malísimo. Parece como si Santiago nos quisiese dar una pequeña lección, por haber pasado un camino tan bueno desde que comenzamos los cinco hasta que nos reunimos con los demás. Ahora vienen a mi mente, momentos inolvidables, como el día que nos vimos en el hostel de Pamplona, o la cena en el bar La Granja, de la calle Estafeta. Como echo de menos la ilusión de ver esas caras de satisfacción al ver terminada una etapa, como el día que llegamos a Navarrete, donde nuestra cámara recogía la llegada a la localidad. No me repetiré con el ejemplo de la noche mágica en Logroño, pero la verdad es que ahora sí, echo de menos esos momentos.
Mientras los chicos se fueron a desayunar, aproveche unos minutos para comprobar que no me dejaba nada atrás y me dispuse a guiar mis pasos hasta el bar donde me esperaba un merecido desayuno (teniendo en cuenta que no había cenado, por culpa de un maldito dolor de muelas). Al entrar en el bar pude comprobar que algunos aun parecían dormidos, mientras que otros ya estaban con mil ojos, controlando, si uno estornudaba, o si el otro cogía el Cola cao antes que yo, joerrr parecemos críos. Menos mal que todo eso se borro de mi mente, en el preciso instante en que apareció mi compadre Julián, son esa sonrisa característica y bromeando como siempre.
Después de desayunar, preparamos las maletas, comprobamos las bicis, las cuales iban a darnos algún que otro susto a lo largo de la jornada y nos pusimos en marcha. Antes de arrancar y poner rumbo a Palas de Rei, pude ver con tristeza como mis vecinos se iban antes que nosotros, hablo de los amigos de Catoira, los cuales realizaban el mismo camino que nosotros, eso sí, con la compañía de un todo terreno y un carro especial para bicis, cedido por el ayuntamiento de Catoira, así da gusto. Nos pusimos en marcha detrás de ellos y comenzamos el descenso de O Cebreiro hasta Sarria, pasando antes por Triacastela. La montaña gallega y la frondosidad de sus bosques dominaron la mayor parte del trayecto. En Triacastela, la ruta ofrecía dos opciones, o bien seguir por el camino tradicional, por la aldea de a Balsa, disfrutando de pequeños bosques y praderas, o bien ir por carretera hasta Samos. Después vendría Portomarin, pero antes de ello y a la bajada de O Cebreiro, algunos se quedaron o bien sin pastillas o sin zapatas de freno, con lo que supone de arriesgado el seguir circulando así. Resultado…. Parada de nuevo a tomar otro Cola Cao (creo que nos van a hacer socios de la marca) y en marcha, eso sí, esta vez Carlos se tenía que coger su bici, para así permitir que Tolo, Sevi y Julián, pudiesen acompañarme dado que sus monturas estaban en muy mal estado.
Ahí comenzó mi odisea, jejejejeje y digo esto, porque la salida del pueblo de Sarria hacia Portomarín, me supuso, comprobar cómo mi GPS, funcionaba mejor que el del coche, es decir, tanto yo como mi copiloto Julián, tuvimos que ingeniárnoslas para llegar a Portomarín y más tarde a Palas de Rei.
Antes de que todos pasaran por Sarria, tuvimos que hacer de las nuestras, entre Teddy, Richard, Fernando y Yo, para, bajo una lluvia intensa, solucionar un nuevo pinchazo, esta vez de la bici de Fer. Tras la puesta en marcha, recogí a Sevi, Tolo y Julián, los cuales, se habían refugiado al amparo de una botella de tinto y unas tapas en un bar de la zona.
Como he dicho antes, la odisea comenzaba, “gire a la izquierda”, pero si giro me voy a la cuneta, “recalculando”, ¡joer pero si esta autovía por la que voy no aparece en el GPS!, bueno, al final no sé como hicimos pero llegamos. Eso sí, después de volverle la cabeza loca a Julián, con mi sesión de Turismo Galaico. El como siempre, me agradeció, el discurso, comentando lo maravillosa que era nuestra tierra, aunque yo creo que esa noche ceno unos cuantos Ibuprofenos, je je.
Una vez llegados a Palas de Rei, la misión era, encontrar alojamiento para los 21 y lavadoras y secadoras, para poder albergar nuestras coladas. Después de comprobar la mala calidad del servicio de hostelería en Palas de Rei, y ver como se reían en nuestras caras, tanto el recepcionista del único hotel que debe haber en el pueblo, así como los encargados de las pensiones, pudimos encontrar el albergue municipal, ¡Bién!, todo resuelto diréis. Pues no, el albergue no recibía a ciclistas, pero ahí sí, la encargada nos indico el albergue municipal que si nos podría acoger. Pero mira tú por dónde, las casualidades siempre vienen dadas, justo cuando llegamos al albergue, vemos a nuestra izquierda, un complejo residencial, jajajaja, llamado la Cabaña. Los ojos de Julián se iluminaron y de su boca salió una expresión que decía, no mires mas, nos quedamos ahí, ni tiempo me dio a reaccionar, cuando de pronto vi como Sevi y Tolo se encaminaban hacia el complejo. “Hola buenas, ¿disponibilidad para 21 peregrinos en bici?”, ¡por supuesto! Y ya por último, ¿lavadora y secadora?, ¡claro que si caballero!. Ni preguntaron el precio, me hicieron llamar a Richard y Teddy para comentarles que dormíamos ahí. Por fin una noche calentita, con buenas camas y pudiendo hacer una colada. Que más se podía pedir, pues para mi había más, el teléfono sonó, respondí y al otro lado una voz cálida me saco una sonrisa del rostro. Horas más tarde degustaba el mejor café que había saboreado en años, con la compañía perfecta y en un entorno sin igual. Después, de una charla encantadora, cena con todos los demás y para la habitación.
Pero eso si, que no se me olvide, esta vez sí pude disfrutar de la llegada de mis compañeros. Cada uno que llegaba sonreía y saludaba, esa sonrisa en el rostro de alguien que a cumplido con su deber. Reconozco que ese fue el día mas duro del viaje y ahí, si que todos, se portaron como lo que son, como fieras. Ver la cara de satisfacción de Pablo y Alejandro al llegar, pensando que no hacia ni una hora me habían dicho, que por cojones, faltase lo que faltase, llegaban en bici, me supuso una dosis de moral, de energía y de buen rollo. Comprobar como Jose, después de más de 900 km, seguía como un jabato sin protestar, luchando contra ese dolor que en silencio, lo estaba jodiendo vivo, o ver de nuevo el rostro de Luis y Tomás, que llegaban a su ritmo, pero llegaban, y como siempre con buen humor, eso sí que levanta el ánimo a cualquiera, en esos momentos se te olvida, las tonterías de algún que otro superman, o los comentarios y las miradas de otros. Hoy si, éramos un grupo unido, y disfrutando después de habernos destrozado el cuerpo.
Después de esto, para cama, no sin antes escuchar, casi sin querer, las conversaciones de alguno, que no se daba cuenta de que había gente intentado dormir cerca de donde ellos daban rienda suelta a la lengua.
Bueno mañana, ultimo día, eso si las bicis de Tolo, Julián, Richard y Sevi nos lo permiten, porque están sin frenos y no tenemos recambios.